15 de enero de 2011

Asesinato a la esperanza

Durante el inicio del año surgió algo doloroso... la muerte de un joven de no más de 20 años a causa de no entregar un objeto prestado sin pensar en que toda su historia de vida enlodada por el consumo de drogas y robos por lo que había logrado sobrevivir, terminaría en el suelo de una calle polvorienta y en medio de la música de la gente despidiendo el 2010.

En sus ojos alguna vez vi la curiosidad de un niño de 4 años por saber qué hay más allá de la avenida que limita su territorio, también vi el desespero por no seguir sometido a la miseria que su calidad de vida le ofrecía y por eso y otras cosas más aprendí a quererlo como un ser humano invaluable en medio de un mundo sin horizonte.

Ya no hay cuento de hadas, solo quedan lágrimas y recuerdos de su cuerpo deteriorado por el sufrimiento danzando en medio de tambores decembrinos, justo antes de dejar de respirar, quedando la incertidumbre de si fue suficiente la vida y necesaria la muerte.

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