1 de diciembre de 2010

Demonios a flote

De repente todo se desvanece
las ganas de respirar se ahogan,
y el deseo de agredirme vuelve a mis venas
sin temor
sin dolor
solo porque si.

Dejame decir algo para no asesinar
para no dejar nacer a este genocida
que hay en mi,
deja que lidie con mi dolor una vez más
mientras termino el tabaco
y la gota de vino se desliza por la copa.